1. Instalaciones básicas: fontanería y electricidad
Antes de pensar en pintura o decoración, es fundamental revisar el estado de las instalaciones eléctricas y de fontanería. Si son antiguas o presentan fallos, deben ser reemplazadas o actualizadas para garantizar seguridad y eficiencia.
2. Cocina y baño: funcionalidad y valor
Estos dos espacios son los más utilizados y los que más valor aportan a una vivienda. Reformarlos no solo mejora el confort diario, sino que también incrementa el valor del inmueble. Además, suelen requerir trabajos de albañilería, fontanería y electricidad combinados, por lo que conviene abordarlos en las primeras fases.
3. Aislamiento y ventanas
Un buen aislamiento térmico y acústico mejora la eficiencia energética del hogar. Cambiar ventanas antiguas por modelos más modernos y revisar muros o techos con pérdidas es una inversión inteligente a largo plazo.
4. Revestimientos y pintura
Una vez que lo estructural y técnico está resuelto, se puede dar paso a la renovación estética: suelos, paredes, techos y pintura. Aquí es donde el diseño y el gusto personal entran en juego para dar carácter a tu hogar.
5. Distribución y espacios
Si la distribución actual no se adapta a tus necesidades, esta es una gran oportunidad para replantearla: tirar tabiques, unir espacios o crear nuevas divisiones puede transformar por completo tu vivienda.
En resumen, lo primero que se debe remodelar en una casa es aquello que afecta directamente la seguridad, funcionalidad y estructura. Luego sí, es momento de embellecer y personalizar.
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